Una vida es una vida, no importa si es soldado, militante, fanático o un mero transeúnte que pasaba por allí sin hacerle mal a nadie. Porque una vida es una vida.
Y una vida son muchas vidas, familiares, amigos, el barrio que llora nuestra partida. Y una vida son mil vidas, millones de vidas, billones de vidas, porque aprendimos después de muchas guerras, algunas pandemias y la extinción de especies animales y vegetales, que UNA VIDA IMPORTA
Una vida son latidos, son amigos, amores, desamores, alegrías, penas, risas, tristezas, familia, soledades, esfuerzos, adversidades, logros, descansos, ideales, errores, aciertos, temores, fortalezas, debilidades, luces, sombras, sueños cumplidos, inalcanzables y por cumplir. Una vida son muchas cosas y muchas vidas más.
No podemos menos que estremecernos y llorar, si llorar, cuando vemos las noticias, y casi como si fuera un videojuego, vemos estallar un edificio histórico de Ucrania, país cercano para algunos, lejano para otros, pero hoy, creemos, en el centro de todo y de todos.
Podríamos seguir adelante con nuestra labor, concentrada en realizar aportes para que las organizaciones sin fines de lucro y empresas, sean poco a poco, humanamente mejores. Pero si pasáramos por alto el horror que vive la humanidad hoy, sería pasar por alto que una vida son muchas vidas.
En este blog, en nuestra web (https://decanomanagement.com/?s=paz) y en las actividades que realizamos hablamos, enseñamos y trabajamos todo el tiempo convencidos que la construcción de la paz es el camino, que se aprende y por el que se debe trabajar, no luchar pero si trabajar. Y tal vez resulte redundante escribir sobre este aspecto, aquel que nos indica que podemos hacer algo. Y en esa faz práctica podemos encontrar, como lo hace quien escala, una pequeña saliente que nos ayude a subir.
Primer paso: no ser indiferentes
A veces sucede que uno tiene sus problemas, incluso puede ser que esté atravesando su propio drama personal, familiar, comunitario o laboral. La Pandemia ha dejado más de 5.960.000 familias sin un ser querido. Lo que implica que la humanidad tiene sus propias historias trágicas todavía a flor de piel.
La economía en algunas regiones sigue convulsionada, el drama de los desplazados, el desempleo, la ecología, la inclusión social… que tuvimos un problema con un vecino, en la escuela de nuestros hijos, y cientos, miles, millones de etcéteras.
Eso podría ser que nos haga menos sensibles a la situación que se está viviendo en Ucrania. Sin irnos al extremo de pensar en lo peor, como por ejemplo morir por la destrucción del edificio en que habitamos con nuestra familia, pensemos en esa misma familia. Pensemos que un día, sin merecerlo, quererlo ni esperarlo, tuvieron que levantarse, tomar las cosas que entraban en una valija, un bolso o una mochila y huir. Irse “con lo puesto” a otro país, rápido, antes de que los maten.
Y aquí no iremos ni por los por qué, para qué, quién. Simplemente con ver las imágenes de los refugiados entrando a Polonia es suficiente. No podemos ser indiferentes.

Segundo paso: ser contundentes respecto de nuestra expresión por la paz
Asumido que no podemos ser indiferentes, si cualquier agresión creemos no puede ser justificada, menos nos puede ser “explicada” una guerra. Más allá de los bandos, la historia y todo lo que esté en juego sobre la mesa o por debajo de ella en el plano de las cuestiones internacionales y geopolíticas.
Una guerra no se explica, una guerra se detiene. Porque ya tenemos muchos siglos de barbarie como para continuar por ese camino. En tal virtud, ya que esta no quiere ser una arenga ni un discurso, debemos expresarnos claramente en contra de un conflicto armado de cualquier tipo, y de este ya y ahora.
Asimismo, teniendo en cuenta que los intereses que mueven al mundo en torno a este tipo de acontecimientos generalmente están en torno al poder y el dinero, una humanidad expresando su no a la violencia, clara y expresamente, son menos votos y eso es pérdida de poder y de dinero. La guerra tiene que dejar de ser negocio para todas las partes y para ello debería haber un firme rechazo de toda la humanidad.
Tercer paso: de ahora en adelante
Un mensaje que nos pareció genial es el de una entidad española, que se llama Confluere, que dice: “Si el mundo invirtiera en PAZ la mitad de recursos que destina a la guerra, nuestro DESTINO sería otro. – ¡¡YO INVIERTO EN PAZ!!”

Sostenemos que estamos llamados, probablemente hoy más que ayer, a llamar a las organizaciones de todo el mundo y todos los ámbitos, voluntariado, sector privado, empresas, sector público, todos, a comprometerse con acciones orientadas a la construcción de una cultura por, para y de paz.
Son muchas las acciones que se pueden realizar empezando desde nuestro lugar por la formación, capacitación, implementación de gestión institucional humana y pacífica, espacios para el abordaje constructivo de los conflictos.
Quienes nos conocen saben que hemos sido protagonistas de llevar proyectos de este tipo a la práctica, con resultados realmente conmovedores, emocionantes e impresionantes, a la vez que prácticos, concretos y con resultados (Negociación Colaborativa – de CANO MANAGEMENT ORGANIZACIONAL).
Consciencia
Sin más preámbulos aquí enviamos unas reflexiones que han compartido con nosotros, en el curso de Resiliencia en Justicia Restaurativa, dictado por Graciela Curuchelar – Patricia Estela Barcones- Inmaculada Gabaldón Gabaldón, y que nuestros compañeros han hecho llegar:






«Una tarde, ya de regreso en los barracones, derrengados sobre el suelo, muertos de cansancio, con el cuenco de sopa entre las manos, entró de repente uno de los internos para urgirnos a salir al patio y contemplar una maravillosa puesta de sol. Allí de pie, vimos hacia el oeste unos densos nubarrones y el cielo entero plagado de nubes que continuamente variaban de forma y de color, desde el azul acero al rojo bermellón. Esa luminosidad menguante contrastaba de forma hiriente con el gris desolador de los barracones, especialmente cuando los charcos del suelo fangoso reflejaban el resplandor de aquel cielo tan bello. Luego, tras unos minutos de silencio y emoción, un prisionero le dijo a otro: «¡Qué hermoso podría ser el mundo!”.
Viktor Frankl | El hombre en busca de sentido

Aquí nos despedimos hasta la próxima semana.
Llegamos a los cien (100) posteos para que cada semana del año su Leading Team tenga algo con qué inspirarse.
¡Todos los viernes, aquí mismo, sí, encontrará algo nuevo!
Muy Buen Artículo…muy triste lo que está pasando…
Me quedo con esta frase: Que hermoso podría ser el mundo…
Muchas gracias.