Aborda las Pequeñas Grandes Molestias

Si tienes la intención de realizarte plenamente, pudes comenzar por resolver lo que soportas en tu vida cotidiana y te quita energía, esas pequeñas grandes molestias que toleras (pequeñas pero fastidiosas).


«Quien posee la rara virtud de ser en verdad grande en las pequeñas cosas, ser en verdad noble y heroico en los detalles insípidos de la vida cotidiana, merecería ser canonizado.»

– HARRIET BEECHER STOWE

Es posible que toleres un sinnúmero de pequeñeces, como puede ser la bandeja llena de papeles desordenados en tu escritorio, hacer la declaración de la renta o incluso un pqueño agujero en tu bata, que por alguna razón te fastidia. Y cada vez piensas: “Tengo que remendarlo”. Es una molestia tan pequeña como un botón que falta o unos zapatos que necesitan ser lustrados.

Quizá toleras cosas más importantes. Por ejemplo, el mal aliento de tu cónyuge o la costumbre típica de tu mejor amiga o tu mejor amigo de llegar siempre tarde. También puede ser alguna cuestión relacionada con tu trabajo, como, por ejemplo, un jefe difícil de soportar, que te agobia. O bien toleras tus propias malas costumbres, como comerte las uñas o el gran desorden que hace que te resulte imposible encontrar los documentos cuando los necesitas. Podría ser que te moleste la polución de tu ciudad, el hecho de que tu coche esté en mal estado o vivir lejos de tu trabajo y tener que hacer diariamente un recorrido muy largo.

Esa infinidad de cosas que toleras te absorben energía, te crean irritabilidad y/o te agotan

Tómate un sábado o un domingo para empezar a trabajar en tu lista

Es complicado aspirar a tener éxito en lo que sea si se «soportan» demasiadas cosas fastidiosas. Se cree que la mayor parte de las personas toleran al menos cincuenta de estas cosas. Para abordarlas, proponemos comenzar por apuntar aquello que te molesta. Haz una lista. ¡Cuidado! no sirve hacerla mentalmente. Debes escribirla -siii, debes escribirla-, para que todas esas molestias salgan de tu mente y permanezcan en el papel. Luego, si no confías en tí mismo ni en el ejercicio, puedes llamar a un amigo o una amiga y proponerle que haga lo mismo que tú, que te acompañe en el proceso, cada cual en lo suyo, claro.

Escoge algo que puedas hacer en un día. Si tu ánimo decae o pierdes energía, llama a tu amigo o amiga para motivarte y para hablar de vuestros respectivos progresos. Fija un plazo. Después de ese día de trabajo, trátate con cariño. Vete a cenar fuera y al cine. No podrás terminar con la lista en un solo día. Necesitarás un periodo de entre uno y tres meses. Establece con tu amigo o amiga una especie de premio para quien elimine mayor cantidad de cosas. Por ejemplo, el que pierda invita a cenar al que gane.

¿Los pequeños inconvenientes absorben tu energía y reducen tu capacidad innata para atraer el éxito?

Tienes ahora la oportunidad de decidir si quieres soportarlos o no; simplemente, empieza a hacerlos a un lado en tu vida de todos los días. Hazlo ahora, despeja y ordena tu escritorio; lustra esos zapatos; termina ese informe que te fastidia hace semanas. Hazlo ahora y listo. – En cuanto a aquellas cosas que te parecen imposibles de solucionar -como un jefe, el largo desplazamiento al trabajo o el mal aliento de un cónyuge-, ponlas en una lista aparte y, por el momento, no es necesario pensar obsesivamente en ellas. Con el tiempo, poco a poco y con determinación, seguramente lo resolverás.

Algunas personas se sientan a redactar su lista y tienen serias dificultades para comenzar

¿Qué es lo que soportas en tu trabajo, en tu hogar, de tus amigos y tu familia, de tu animal de compañía, en tu cuerpo y en tus propios hábitos?

En muchos casos, no se debe a la inexistencia de elementos molestos en la vida. Pero puede ser que hayan llegado a un grado de «insensibilidad» tal, que ni siquiera pueden verlos. Una vez que logres abordar uno, aparecerá otro que ni siquiera suponías que soportabas. A veces, establecer categorías simplifica bastante el trabajo.

El siguiente paso consiste en juntar ese cúmulo de situaciones que soportas y ver qué puedes hacer para resolverlos. Por ejemplo, si una persona percibe que soporta varios problemas en su trabajo: un salario bajo, caos en su escritorio, un jefe difícil, no le dejan asumir responsabilidades de importancia o que no le reconocen sus esfuerzos. Una forma de abordar esta situación podría ser hacer su trabajo más interesante. Empezar por ordenar el escritorio. Luego hablar con el jefe acerca de la posibilidad de trabajar en otro departamento, donde se pudiese hacer cargo de nuevas responsabilidades. Lograr un traslado. Y, si todo va bien, unos meses más adelante, plantear si un aumento de salario podría corresponder conforme a los nuevos quehaceres.

Quizá te parezca que toleras ciertas cosas por alguna razón importante

Puede pasar que se haga un trabajo muy grande para eliminar las ochenta y nueve cosas de la lista. Y justo cuando estamos muy satisfechos de nuestro esfuerzo, percibamos que nos sentimos desanimados. Ahora que abordamos ese cúmulo de pequeñeces que nos han fastidiado hasta este momento, tomamos conciencia de que nos acercamos «abruptamente» a enfrentar una dificultad mucho más seria. La que fuere. Se ha renegado hasta ese momento de los hechos, aun sabiendo que se debían enfrentar tanto para lograr el éxito que se desea en el trabajo como para ser feliz en la vida privada. Todas aquellas pequeñeces que se habían tolerado cumplían la función de distraer de otros problemas que ahora se perciben como realmente vitales. Una vez que se haya terminado de escribir la lista de cosas que molestan, es posible que se tenga la impresión de que algunas están más allá de nuestro control y no sabemos cómo abordarlas. No nos pre-ocupemos, pongámoslas de igual modo en la lista y ocupémonos de aquellas que si podamos resolver.

No es mágico

Si se redacta la lista, aunque se guarde en un cajón, si un mes más tarde se vuelve a mirar, algunas de esas situaciones percibidas como dificultades se habrán abordado y poco a poco nos animaremos a resolver aquellas que nos sentimos preparados para realizar -ordenar el cajón de un escritorio hasta dejarlo impecable-. En otros casos, al menos, sabremos que tenemos una tarea por hacer y/o una ayuda por pedir. Pedir ayuda, por ejemplo cuando uno requiere de la atención de un terapeuta profesional, está muy bien. Con el esfuerzo necesario sabrás que quieres dar un paso positivo para que tu energía no se vaya en el «debería». De modo que haz la prueba y comparte con nosotros tu opinión y experiencia.