REMAD VUESTRA PROPIA CANOA
En nuestro viaje hacia el éxito organizacional tendremos que atravesar algunos de los mayores obstáculos que se presentan en la vida de toda institución. Pueden parecernos muy oscuros, aunque no debemos olvidar que la organización radiante a la que pretendemos llegar se encuentra detrás de esos obstáculos. Si podemos franquearlos, también nos enseñarán su lado brillante. Parafraseando a Lord Baden-Powel de Gilwell, de su libro Roverismo Hacia el Éxito, queremos compartir algunas enseñanzas que llegaron hace muchos años a nuestra vida. En este final de año, nuevamente atípico, nos pueden ayudar a abordar el mes de los cierres de actividades, balances y diagnósticos organizacionales preliminares. El artículo de hoy es evocado por una reflexión que compartió una colega con nosotros, que está circulando a través de las redes y del que desconocemos su autoría, para citarla apropiadamente, por lo que pedimos disculpas, pero que creemos vale la pena transcribir en este momento: “Llega Diciembre, y con ello el fin de año gregoriano. Todos quieren llegar rápido a todos lados, la gente corre, el mundo corre y vos, por añadidura, corrés. Y no te das cuenta que el último tramo del año, que debería ser usado para sentarse en paz a agradecer todo lo aprendido, lo compartido, lo soltado y lo vivido, se pasa volando. Te deseo que despidas este Noviembre intenso con mucha gratitud. Y que abras tu corazón para recibir el mes de los milagros, como se lo llama en ciertas culturas. Que en Diciembre abraces mucho, y más. Regales más te amo y te quiero, de esos que salen de las entrañas. Que hagas más fiacas en la cama sin culpa, que jamás te vayas a dormir enojado. Que cierres los ojos cada vez que te abracen y guardes en la biblioteca de tu alma el aroma de cada ser amado, porque hoy están. Que disfrutes cada cena, cada encuentro, que estés presente y PRESENTE. Que veas todo el camino recorrido y lo que falta veremos cómo hacemos. Pero este mes, aminorá la marcha y animate a vivirlo lejos del caos colectivo. Y ahí sí, vas a ver que también se lo puede transitar en paz. Te deseo mucha gratitud y consciencia, y que puedas ver la vida con todo el amor posible, aún en el dolor. Y dejate maravillar” ESCOLLOS En el río que nos lleva hacia la felicidad organizacional seguramente nos encontraremos con obstáculos salvo que no nos dejemos arrastrar hacia ellos. Navegando inteligentemente podremos salvarlos. Esto quiere decir que hay dos cosas que pueden aliviarnos: Por difícil que parezca un problema de la OMI, salvo aquellas cuestiones trágicas claro está, todo lo demás tiene oportunidades, soluciones diversas y posibles y, por lo tanto, brillo al menos en uno de sus costados y ahí estará la inteligencia de tu equipo para encontrarlo antes de desesperar. Hay una recompensa por ser activos en labrar nuestro propio éxito organizacional, en lugar de dejarnos arrastrar pasivamente al choque con los obstáculos de hoy en día. Nuestro equipo de dirigentes ganará en carácter a medida que vayamos salvando cada escollo. Y cuando nos acerquemos al final de nuestro ciclo de gestión encontraremos el verdadero éxito al evaluar que estamos en una organización un poco más radiante que cuando iniciamos y con ello saber que hemos trabajado a favor de la verdadera felicidad. En este sentido, estamos invitados a apuntar alto, pues la estrella que tenemos en el firmamento y que va guiando nuestro viaje por el río de las organizaciones motivadas por ideales es esa, la verdadera felicidad que produce en el espíritu del dirigente la satisfacción de un trabajo bien hecho. DOS LLAVES No tomar las cosas con demasiada seriedad, pero sacar el mejor partido de lo que se tiene, y ver la vida como un juego y el mundo como un patio de juego. Shackleton ha dicho: “La vida es el más grande de los juegos; pero se corre el peligro de tratarla como un juego trivial… La meta principal es ganar por medio de la honradez y espléndidamente”. “Dejad que vuestras hazañas y vuestros pensamientos los dirija el Amor. Por Amor, con “A” mayúscula, no quiero decir enamorarse y todo aquello que se ampara vulgarmente con esa palabra. Lo que quiero decir es ese espíritu bondadoso que se hace patente al rendir un servicio a un semejante, cuando se es bondadoso y compasivo, cuando se demuestra gratitud hacia los demás por las bondades recibidas. Eso es buena voluntad…” Una excursión en canoa es como nuestro viaje en un momento de la vida de la OMI Esta es una época del año, al menos en esta parte del mundo, en que uno se siente como cayendo por un tobogán donde ir más despacio en esa caída es difícil. Dependerá de cada Equipo Líder si están transitando un río caudaloso, una laguna, un arroyo, un remanso o están en medio de una tormenta en un mar embravecido. Entonces nuestra primera recomendación para atravesar el espejo de agua que nos toca en suerte de la mejor manera posible es ser conscientes de la situación que estamos pasando. Por ejemplo, si estamos en un arroyo podemos prepararnos para una tormenta futura, pero disfrutando de la calma actual, relajados. Si estamos en medio de una tormenta, aunque la precisión requiere paciencia, salir con vida de la misma requiere acción. Entonces, repetimos, ser conscientes del tipo de travesía que estamos navegando con nuestra canoa. ¿Cuál de estos caudales de agua son los que atraviesa nuestra organización? La segunda recomendación es transformar nuestros remos organizacionales (recursos humanos y herramientas de gestión institucional y liderazgo, sean muchos o pocos) de «simples» medios de impulso a precisos instrumentos para acelerar, frenar, esquivar escollos y timonear nuestra embarcación. Aprovechar lo que se tiene para hacer todo lo que se puede para que la OMI atraviese este fin de año y principio del que viene de la mejor manera posible. «Un simple remo» como medio de impulso puede transformarse en el instrumento de navegación más completo y