Aprendizaje en equipo
Cuando los equipos aprenden de veras, no sólo generan resultados extraordinarios sino que sus integrantes crecen con mayor rapidez La disciplina del aprendizaje en equipo comienza con el “diálogo”, la capacidad de los miembros para “suspender los supuestos” e ingresar en un auténtico “pensamiento conjunto” Continuando con el rumbo planteado la semana pasada (PALANCA – de CANO MANAGEMENT ORGANIZACIONAL), damos un nuevo paso en el camino de lo que se llaman las Organizaciones Inteligentes y las pautas para la construcción de una red de desarrollo institucional. Las fuentes de nuestra publicación de hoy son Peter Senge y su libro “La Quinta Disciplina” y un fascículo basado en dicho libro de Loreto González Jansana de la Oficina Scout Interamericana. Para los griegos, dia-logos era el libre flujo del significado a través del grupo, lo cual permitía al conjunto descubrir percepciones que no se alcanzaban individualmente. (Diálogo difiere de “discusión”, que tiene las mismas raíces que “percusión” y “concusión”, y literalmente consiste en un “peloteo” de ideas en una competencia donde el ganador se queda con todo). El diálogo también implica aprender a reconocer los patrones de interacción que erosionan el aprendizaje en un equipo. Los patrones de defensa a menudo están profundamente enraizados en el funcionamiento de un equipo. Si no se los detecta, atentan contra el aprendizaje. Si se los detecta y se los hace aflorar creativamente, pueden acelerar el aprendizaje. No es novedad que las organizaciones se puedan beneficiar merced a esta disciplina Una disciplina de aprendizaje difiere de las herramientas más tradicionales de la administración por ser “personal”. Se relaciona con nuestro modo de pensar, con lo que queremos y con nuestra manera de interactuar y aprender mutuamente. Practicar esta disciplina es diferente de emular un “modelo”. A menudo las innovaciones en gestión organizacional se describen haciendo referencia a las “mejores prácticas” de las llamadas Organizaciones de la Sociedad Civil líderes. Aunque estas descripciones son interesantes, pueden causar daño, porque generar una copia fragmentaria y en el afán de alcanzar a los demás, es un proceso incompleto. El aprendizaje en equipo desarrolla las aptitudes de grupos de personas para buscar una figura más amplia que trascienda las perspectivas individuales Para ello, el énfasis en la congruencia y el acuerdo resultan de vital importancia. Muchos miembros de equipos sobresalientes manifiestan opiniones críticas ante la carencia de estos dos puntos básicos. Porque la creencia en: “charlaremos y luego sabremos qué hacer”, resulta ser una piedra angular del “diálogo”, que es el corazón de la disciplina del aprendizaje en equipo. Y para que se produzca el diálogo los miembros del Equipo Líder deberían hablar, pero por sobre todo escuchar, desde la congruencia y el acuerdo en sus vidas y en sus organizaciones. En las organizaciones motivadas por ideales abiertas al aprendizaje, el trabajo en equipo es un factor clave en el desarrollo de sus actividades y el despliegue de sus programas de largo plazo. Para algunos se llamará patrulla, para otros la comisión de “X”, para otros será el Equipo de tal Cosa, la Comisión Directiva, el Consejo, etcétera, cada OMI tiene su forma fundamental de la expresión del trabajo en equipo. Para cualquier asociación es imprescindible no perder de vista este elemento que, a veces, es considerado como parte del juego educativo o de actividades que realizan los beneficiarios, pero no se ve con igual claridad como parte del sistema con el que deben funcionar los Equipos Líderes de las Organizaciones Motivadas por Ideales, en lo que a sus tareas institucionales concierne. La disciplina del aprendizaje en equipo es una invitación abierta a retomar uno de los elementos claves de nuestra vida de niños, el trabajo en pequeños grupos para desarrollar entre todos un crecimiento organizacional, un real aprendizaje en equipo Para los miembros de las organizaciones motivadas por ideales, en general, trabajar en equipos es algo común y muy frecuente, principalmente porque uno de los elementos que convoca a las personas a hacer causa común con una actividad de bien público es precisamente el trabajo en pequeños grupos y equipos que sirven de base organizativa para su crecimiento personal y la vivencia de los valores que promueve esa entidad, institución formal o no formal. Sin embargo, la formación de equipos es parte también de los diferentes niveles institucionales de las asociaciones y difícilmente se dan casos de programas exitosos donde una sola persona pueda llevar adelante todo el proceso. Cuando los equipos alcanzan a desarrollar un nivel de calidad tanto en la tarea como en las relaciones interpersonales de sus miembros, se puede notar un proceso de espiral ascendente. Alineamiento Cuando un grupo de personas funciona satisfactoriamente como una totalidad, entonces nos encontramos frente a un fenómeno que se conoce como alineamiento. A diferencia de un equipo poco alineado, cuando un equipo logra mayor alineamiento, surge una dirección común y las energías individuales se armonizan. Hay, por lo tanto, menos desperdicio de energía. Hay un propósito común, una visión compartida que permite complementar los esfuerzos. Quienes forman parte del equipo no sacrifican sus intereses personales a la visión del equipo, sino que la visión compartida se transforma en una prolongación de sus visiones personales. El alineamiento es la condición necesaria para que la potencia de cada persona infunda potencia al equipo. El aprendizaje en equipo es el proceso de alinearse y desarrollar la capacidad del grupo para crear los resultados que sus miembros realmente desean. Se construye sobre la disciplina de alcanzar una visión compartida y también sobre el dominio personal, pues los equipos talentosos están formados por individuos que son o al menos aspiran a desarrollar sus talentos. Los equipos talentosos están formados por individuos que al menos aspiran a desarrollar sus talentos Estos dos elementos por sí solos no son suficientes, es fundamental que quienes forman el equipo sepan trabajar en equipo y sepan aprender en equipo. Dentro de las organizaciones, el aprendizaje en equipo tiene tres dimensiones críticas: 1. La necesidad de pensar agudamente sobre temas complejos El antiguo principio de que “dos cabezas piensan