Hace más de dos años inicié este sitio para convertirlo en un espacio en el que las organizaciones puedan acceder a evocadores de trabajo organizacional que les permitan plantearse mirar el futuro con esperanza. El COVID 19 trajo muchas desgracias y pasado el mismo podemos seguir adelante «como antes» o «¿¡barajar y dar de nuevo!?». Bien, enfrentar la temporada 2023 con una organización cuyo diseño de gestión institucional se concibió en los `80, podría presagiar un futuro no tan prometedor como desearíamos, ¿verdad?
¿Cual es la idea de hacer consciente a la Dirección de la empresa o unidad de negocio?
No se quiere imponer el interrogante, sino invitar a las directivas y directivos, incluyendo a los mandos medios actuales, para que se animen a poner sobre la mesa el problema. Una organización con o sin fines de lucro que pretenda más que subsistir, crecer en los próximos diez años, es muy probable que no tenga más alternativa que afrontar procesos que se conocen en el mundo del management como de «reingeniería».
Esto significa pensar la re-estructuración de los procesos y sistemas de interacción de los grupos humanos (si están atascados aquí, todavía no se transformaron en equipos de trabajo) de cualquier organización.
Estas labores, de análisis, diagnóstico, intervención y re-construcción de los objetivos, misión, visión, procesos, sistemas (no hablamos de informática aquí), su forma de hacer las cosas, su cultura, no busca una frugal mejora de un pequeño (hasta puede ser un gran) porcentaje en las formas de … Tampoco es una liviana o pasajera incorporación de actividades creativas o un modelo de marketing que venda que se está empezando a «construir institución».
El propósito es lograr un salto de magnitud significativa para las personas que se desarrollan en la empresa o entidad y actividad en cuestión. Debemos entender que hay que planificar cambios y saltos exponenciales en los resultados de gestión institucional de la organización.
En términos llanos y audaces, deben platearse paradigmas de diagnóstico, planificación y acción que permitan cambiar la forma de jugar, no solo mejorar al cien por ciento. No solo dar un paso, sino saltar toda una escalera observando los distintos escalones que tenemos que subir.
Esto se puede lograr, con procesos de revisión de las prácticas habituales, composición de nuevas dinámicas de trabajo institucional, construcción de conocimientos organizacionales internos, consciencia en puntos y herramientas estratégicas que hasta ahora solo se veían lejanas y para las multinacionales.
El líder de la organización o jefe de equipo o grupo de colaboradores o trabajadores que lidera la empresa, institución o proyecto, debe saber, que tiene frente a sí la enorme tarea de optimizar recursos, desarrollar sistemas y procesos para su funcionamiento como nunca antes, alcanzando niveles de aprobación de sus colaboradores y acelerar y hacer más flexibles los aspectos operativos de sus actividades.
Así como en los ´90 el mundo empresario, industrial y profesional tuvo que abrirse a la irrupción/consolidación de la computación en todo el proceso de producción, logística y distribución, reforzado por el fenómeno de Internet, con la nueva era de re-ingeniería organizacional, deberán abandonarse los dogmas de lo que se pensaba que podría ser la modernidad institucional de los 1980 y 1990.
La comunidad toda puede llegar a estar atorada en teorías y prácticas que han devenido en anticuadas y obsoletas en solo tres años. Inversión de horas en reuniones presenciales impensadas, control minucioso de cosas sin importancia, jerarquías administrativas agobiantes o «represoras» -cuando no ambas-, simplemente ya no funcionan.
En todo, y esto es lo esperanzador, hay múltiples y grandes oportunidades de re-pensar nuestras organizaciones. Se podrán hacer evaluaciones de consciencia, introducción de ideas y herramientas de innovación en administración institucional, conceptos de orientación a las actividades, de concentración en objetivos relevantes, trascendentes, estimulantes.
Hay que perderle el miedo a la temida palabra re-estructuración de la organización o reinvención de la misma, y todo de principio a fin de las actividades con el propósito de volver a aportar valor, sr competitivos, a los clientes, pero también a los empleados, incluso empoderar profesionalmente a los líderes y MMII. Se puede generar valor agregado en todos los sentidos.
Éste es un camino, de cada uno de nosotros depende.- Muchas gracias.-
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